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La doble limpieza transformó mi piel (y puede transformar la tuya)

  • apartnersincream
  • 7 ago
  • 3 Min. de lectura

Actualizado: 11 ago


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¿Le tienes miedo al aceite? Tranquila, yo también lo tuve. Durante años pensé que los aceites eran enemigos mortales de mi piel mixta. Pero cuando descubrí la doble limpieza facial... amiga, mi rutina nocturna cambió para siempre. Y sí, mi piel también.

Hoy te quiero contar por qué la doble limpieza es la base de una rutina de cuidado facial efectiva, especialmente si usas protector solar (que deberías), maquillaje o simplemente vives en una ciudad con polución. Spoiler: no basta con agua y jabón.


¿Qué es la doble limpieza facial?


La doble limpieza es, como su nombre indica, un método de limpieza en dos pasos. La clave está en combinar dos tipos de limpiadores diferentes para retirar de forma eficaz todo lo que se acumula en nuestra piel durante el día: grasa, maquillaje, sudor, protector solar, polución y restos de productos cosméticos.

Esto no es una moda coreana más (aunque sí viene de allí). Es un paso fundamental para que tu piel esté realmente limpia y lista para recibir los tratamientos que apliques después: sérums, hidratantes, tratamientos específicos...



Paso 1: Limpieza con base oleosa (aceite, bálsamo o agua micelar)

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Aquí es donde muchxs os asustáis: “¿aceite en mi cara?”. Sí, y te lo digo con total seguridad, porque la grasa se disuelve mejor con grasa. Un aceite limpiador o bálsamo es perfecto para arrastrar maquillaje (incluido el waterproof), protector solar y la polución del día. Si prefieres un agua micelar, también podría funcionarte, aunque no es mi opción favorita para esta primera fase... si la usas, asegúrate de aclararla con agua.


Mi tip personal: aplico el aceite directamente con las manos secas sobre el rostro, también seco. Masajeo suavemente (¡ese mini spa diario que todas merecemos!) y después aclaro con agua templada. Es un momento súper relajante y además, el formato aceite es el más sostenible: sin algodones (sólo necesitas tus manos y agua), sin residuos innecesarios, y con resultados visibles desde la primera semana.


Ficha mis favoritos: Aceite Vinoclean (Caudalie), Orange Cleansing Sherbet (Aromatica) en bálsamo, Cleansing Oil (Two Poles), súper fácil de retirar con agua, Aceite rose de Nuxe.



Paso 2: Limpieza con base acuosa (gel, espuma, crema limpiadora)


Después de disolver y retirar la capa más “pesada” con el aceite, pasamos a limpiar en profundidad. Para esto necesitaremos un limpiador suave al agua: gel, espuma o crema, dependiendo de tu tipo de piel y tus gustos personales. Este segundo paso elimina los posibles restos del limpiador oleoso y limpia los poros a fondo.

¿Cómo? Con el rostro aún húmedo, masajea el limpiador con movimientos circulares y aclara bien con agua templada. Voilà: piel limpita y feliz.

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Ficha mis favoritos: Cleansing Cream (Two Poles)- ideal todo tipo de pieles especialmente secas o sensibles, Limpiador 5 en gel -ideal pieles grasas- (GH), Mousse de Chanel (súper sensorial).



¿Tengo que hacer doble limpieza siempre?


Aquí te voy a ser sincera: no, no siempre. Si no llevas maquillaje ni protector solar ese día (aunque lo ideal es que sí lo uses), podrías usar sólo tu limpiador habitual. Pero cuando usas varios productos durante el día—sobre todo protección solar—una sola limpieza no es suficiente. Y lo sabes. Tu piel merece más.

Además, si tienes tendencia a granitos, puntos negros o piel apagada, la doble limpieza es una de las claves para mejorar la textura y luminosidad de tu piel.



¿Y si tengo piel grasa?


Amiga, te veía venir. Pero te lo prometo: usar aceite NO va a hacer que te salgan más granos. Al contrario, una limpieza oleosa adecuada arrastra el exceso de sebo que haya generado tu piel durante el día y previene la obstrucción de poros. Eso sí, es fundamental que después enjuagues bien.



¿Qué beneficios tiene la doble limpieza?


  • Elimina eficazmente maquillaje, SPF, polución y grasa.

  • Previene puntos negros y granitos.

  • Desobstruye los poros, mejorando su apariencia.

  • Mejora la eficacia de tus cosméticos posteriores (sérums, cremas, etc.)



Si algo he aprendido con los años es que una piel limpia es una piel sana -¡y feliz!-. La doble limpieza no es un paso más: es el paso. Así que si aún no la has probado, dale una oportunidad. Te aseguro que tu piel —y tus productos de tratamiento— lo notarán. ¡Y tú también!



Un abrazo,

Anna


 
 
 

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